miércoles, 22 de julio de 2009

TEA TRASTORNOS DEL ESPECTRO AUTISTA


XIV CONGRESO NACIONAL DE PSICOLOGIA Y
IV CONGRESO INTERNACIONAL DE PSICOLOGÍA
PRERESUMEN - TEA - TRASTORNO DEL ESPECTRO AUTISTA.
El Trastornos del espectro autista motiva a desarrollar y estudiar día a día las nuevas teorías planteadas por los diversos estudiosos de la materia, ya que no se da como una simple enfermedad, sino que se está viendo su evolución como una epidemia a nivel mundial, por los distintos factores que en el desarrollo de esta conferencia pondremos a discusión. Pero la persona autista nos ofrece una imagen que hace difícil esa tarea, nos es especialmente difícil acceder al mundo interno de las personas autistas. Cuando revisamos la literatura sobre Autismo nos encontramos con una serie de títulos que se organizan más o menos alrededor del siguiente concepto de vacío, fortificado, cerrado, algo en lo que no podemos penetrar. De manera que una primera sensación que nos ofrece el Autismo es una sensación de opacidad. Una segunda sensación que tenemos es que son impredecibles. El tercer sentimiento que tenemos todos los que tratamos con autistas es un sentimiento de incompetencia. El propósito está en acercarse desde adentro, con reciprocidad en la relación "empatía" con el desarrollo humano normal, somos un producto de la evolución natural y el desarrollo humano tiene una cierta organización, una cierta estructura, extrañándonos ante el desarrollo normal, ante la naturaleza humana normal, es una posición completamente básica para profundizar en la propia comprensión del Autismo. Eso nos lleva a preguntarnos qué es no sentir al otro como opaco, son seres con mente capaces de una experiencia interna, que tienen una estructura mental esencial, capaces de pensar, de creer, de sentir, también pueden tener estados mentales provisionales distintos a los nuestros, cómo asegurarnos de eso.

Somos capaces de hacer una interpretación mentalista de las expresiones de otros. Las personas tenemos la noción de que los otros son seres con mente: que son seres capaces de creer, de sentir, de pensar, de recordar, de anticipar. Toda la comunicación humana parte de la premisa de una estructura esencial de competencias básicas de tener experiencia mental, de creer, de pensar, de recordar, de sentir, de tener tal emoción, es la premisa o el axioma de identidad fundamental. Las personas somos relativamente capaces de ponernos en los zapatos de otro ser, mentalmente.
Esta es una variación de la tarea clásica de teoría de la mente en que hay dos muñecas. Una de ellas tiene un recipiente (caja) y la otra otro (cesta), y la que tiene la caja tiene también una canica (objeto deseable) y mete su canica en la caja, se marcha de la habitación y, entonces, la otra hace el cambio: coge la canica y la mete en su cesta. Después vuelve la primera muñeca y se le pregunta al niño "¿dónde va a buscar la muñeca la canica?". Naturalmente, la respuesta correcta es "en la caja" (donde la había metido y no en la cesta que es donde el niño sabe que está ahora). Para hacer eso, para hacer esas tareas, los niños tienen que calcular la diferencia que existe, la distancia que existe entre su estado mental y el estado mental del otro.

Sorprendentemente, estas tareas las realizan correctamente niños normales de 4 años y medio. Es sorprendente porque esas tareas son muy complicadas desde el punto de vista de su estructura lógica. Es decir, darse cuenta de que si alguien tiene una creencia X que corresponde a una situación X' y la situación X' cambia y se convierte en Y' pero ese alguien no percibe el cambio, ese alguien mantiene su creencia X, es muy difícil para los 4 años y medio. Este es otro aspecto del desarrollo normal que nos puede causar extrañeza. Es interesante señalar, además, que niños retrasados mentales no autistas con esa edad mental también son capaces de superar estas tareas.

Anteriormente decíamos que cuando decimos que el autista nos es opaco, impredecible o tenemos ante él una peculiar sensación de incompetencia, realmente estamos profundizando mucho más en el Autismo de lo que nos creemos si tenemos en cuenta que esas sensaciones son recíprocas. Ser autista puede entenderse como ser una persona para la cual el otro es opaco, impredecible y ante el cual se siente especialmente incompetente. Algunos autistas, muy pocos, expresan e ilustran esta opacidad con absoluta y conmovedora claridad. Un autista tratado decía: "yo tengo la impresión de que los demás se leen el pensamiento unos a otros pero yo no puedo leer el pensamiento de los demás". Otro (muy inteligente) decía algo realmente impresionante: "hasta los 7 años no descubrí que había personas, después de los 7 años descubrí que hay personas pero nunca he llegado a saber y no llego a entender qué se puede hacer con ellas, cómo enfrentarse a ellas".
Es necesario imaginar lo que puede ocurrir sin capacidades básicas como la de penetración intersubjetiva en el mudo emocional de otros, la de reconstrucción de su estado mental a partir de su expresión o la de darse cuenta de que el estado mental del otro puede ser distinto al propio, no se dan o se dan de forma muy limitada. Ocurre que el mundo mental de otros nos resulta fundamentalmente oscuro, como carecemos de aquellos esquemas mentales que nos permiten inferir, predecir, la conducta de otros, esta conducta de los otros nos será impredecible Y nos sentimos seriamente incompetentes para manejar la conducta de otros. Todo eso explicaría esos sentimientos mutuos de opacidad, de impredecible, de incompetencia que tiene la persona autista ante nosotros. El problema está en que en muchos casos (3 de cada 4 autistas tienen deficiencia mental asociada), el autista no nos puede informar de su experiencia interna. Son de un extraordinario valor algunos casos (poquísimos) en que el autista es capaz de hablarnos de su experiencia interna. Son tan valiosos porque nos permiten ir reconstruyendo el mundo del autista. Hay casos publicados como el de Jules Bemporad el cual, además de conmovedor, nos permite profundizar en la experiencia interna del Autismo. Es el caso de un autista de nivel alto diagnosticado por Leo Kanner llamado Jerry que con 30 años se siente deprimido (cosa relativamente frecuente en autistas de nivel alto porque en ellos puede darse un cierto nivel de autoconciencia y de conciencia de la distancia entre él y los demás).